Guillermo de Pósfay
“Lo que ha dejado de ser
literario es el libro mismo; estamos al borde del vértigo, de las bombas
atómicas, acercándonos a las peores catástrofes, y el libro sólo me parece una
de las armas (estética o política, o ambas cosas, pues cada cual debe hacer lo
que le dé la gana mientras lo haga bien) que todavía puede defendernos del
autogenocidio universal en el que colaboran alegremente la mayoría de las
futuras víctimas”, decía Julio
Cortázar en 1969.
Ahorita, en pleno siglo XXI, ya cruzamos la línea y estamos en pleno
vértigo neoliberal, y “las bombas de
hambre” no paran de matar: niños, animales, plantas, nuestra tierra misma,
y la furia de los libros está desatada, como lo sabe Guillo de Pósfay. Y éste,
su pequeño–gran-libro de poesía “es un
manifiesto y una manifestación”. Es “un
libro agresivo” y “una emboscada al
arte”. Al arte burgués y al arte por el arte. Sí, es un libro rabioso, que
en sus breves páginas (no más de 40), explota sin cesar y no para de disparar
poesía e imaginación, alertándonos sobre “los
poderes… monstruosos colmillosos millonarios”, y que al consumir Nike,
Speed, Marlboro, Lee, Movicom, Mc donals y Coca cola “¡estamos colaborando con el imperio más cruel de la historia! ¡estamos
financiando nuestra esclavitud!”
Y si con Yerba Mate Libre,
Guillo había demostrado ser uno de los novelistas más originales de hoy, en la Argentina (y
posiblemente en toda Latinoamérica), un par de añitos después con La Furia … demostró ser uno de los poetas más
importantes del momento. Y siendo totalmente independiente, eso le da a este
librito una fuerza extra, desatada:
“nosotros educamos el lenguaje
que ustedes malcriaron
queremos que nuestras páginas
enciendan molotovs…
no queremos ser su boom
somos el proletrariado…
creemos en la furia del libro
llegamos a la luna sin
proponernos un imperio
amamos los árboles y les pedimos
perdón
bebemos tinta sin moderación…
nuestras letras armadas los están
apuntando
nuestras letras amadas los
vencerán…”
Con versos así empieza este libro-de-guerrilla-neuronal, y así sigue “en este siglo los escritores y las
bibliotecas no pueden estar inmóviles…”; y sigue: “mientras no nos demos por vencidos tenemos todas las posibilidades de
ganar de lo contrario seremos bastante
viejos cuando la historia hable de nosotros como cobardes…”. Un libro genérico y generacional:
“¡todos nosotros somos bombas!
así como hemos sido explotados
¡ahora explotaremos!
así como hemos sido acallados
¡ahora gritaremos!
…podemos explotar muchas veces
¡en todas partes!”
Así avisa este libro-dinamita, porque “No hay otra opción. Los de arriba contra los de abajo… Es incómodo
tomar conciencia cabal de que vivimos en guerra, que… el enemigo no da tregua. Cada
niño que muere de hambre o de enfermedad es una baja en la vida del pueblo… Nos
educaron para obedecer y temer… El miedo actúa como arma química… Es una
cacería, no un combate. ¿Cuánto más podemos seguir huyendo?”
Y sigue explosionando: “El enemigo
no se detiene si nosotros retrocedemos… El enemigo no deja de disparar ni un
sólo segundo… Nos quieren matar los enfrentemos o no ¿En qué etapa preferís
presentarte a la lucha?”
No, Guillermo no es ningún paranoico ni ningún delirante: desde hace casi
dos décadas varios intelectuales, neoguerrilleros, documentalistas, políticos,
generales, y hasta obispos vienen advirtiendo que estamos en una nueva guerra
mundial. La cuarta, no la
Zzzzz. Y como decía Cortázar: “A nosotros, los que hemos elegido hacer de la palabra un instrumento
de combate, nos incumbe que esa palabra no se quede atrás frente al avance de
la historia”.
Y por eso este libro es una metralleta de palabras que despiertan
sonando como alarmas, y nos invitan con ardiente lucidez, a irrumpir en este
nuestro mundo “antes que lo destruyan”.
Xuan Pablo González, junio 2013
Busquenló en la próxima FLIA, de la que Guillermo de Pósfay es parte
viva.
PD: “Los costos de los libros son
bajos… Los precios nos apartan de la lectura, los precios desprecian a los
lectores. Si a los que tienen el poder de fijarlos no les importa otra cosa que
el dinero, estamos obligados a que no nos importe otra cosa que la cultura.”
(Guillermo de Pósfay)
3 comentarios:
Ustedes son bien zoquetes, porque la palabra "autogestiva" está mal utilizada, debería ser "autogestionada". "Autogestivo", en todo caso, tiene que ver con el "gesto" no con la "gestión". ¿Qué puedo pensar de alguien que organiza una feria del libro independiente y no sabe escribir? Ignorancia supina como para creer en ustedes...
http://lema.rae.es/drae/?val=autogestivo
http://www.fob.org.ar/category/tem%C3%A1ticas/trabajo-autogestivo
que podemos pensar de vos... anómino...
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